martes, octubre 23, 2007

ECOLOGÍA

Empezamos este curso con el firme propósito de concienciar a los alumnos en la ecología, para ello hemos tenido talleres sobre medio ambiente: reciclar, reducir, reutilizar. En el colegio se cuida al detalle el ahorro energético, el respeto al entorno, la protección a los animales…

Después de todo esto que nos llevó varios días de trabajo, programaciones, puesta a punto, nos fuimos al Parque del Sureste en la zona del Henares , para una clase práctica en un medio genial.

Hasta aquí todo fenomenal: íbamos con monitores que les enseñaban la zona, las especies vegetales, estuvieron en un observatorio de aves con sus correspondientes prismáticos, vieron el río Henares y un antiguo meandro, que ahora está seco a causa de unas lluvias torrenciales en años pasados que hizo que el río se desviara de su cauce, nidos de cigueñas y una colonia abundante de cotorras argentinas que han encontrado aquí su hábitat.

Los niños empezaban a entender eso del respeto a la naturaleza con que les habíamos bombardeado en días anteriores, les gustaba el campo, el trino de los pájaros, el aire limpio, aunque el sonido de los aviones del aeropuerto de Barajas no dejaba de molestar tanto a ellos como a las aves.

De regreso al punto de encuentro con el otro grupo nos detuvimos a ver la cicuta, planta que no habíamos visto nunca y curiosa por la uso que se le ha dado en la historia para quitar de en medio a algún rival. En esto que sale una maravillosa mariposa volando y la reacción de dos o tres chavales fue:

-¡Mátala! ¡Mátala! ¡Espachúrrala!-

Y salieron tras ella para poner en práctica sus instintos asesinos.

De piedra nos quedamos todos. Está visto que por mucho que prediques siempre hay alguien que no hace ni caso.

Sólo me consuela pensar que si no a todos, sí a algunos les habrá llegado el mensaje que nosotros queríamos y pondrán en práctica esas recomendaciones que en estos tiempos que corren cada vez son más necesarias.

1 comentario:

Julia dijo...

Estos niños.....Ya se sabe lo duro que es predicar en un desierto. Aun así, los adultos somos como ellos...o peor. Mucha ecología, pero al final todos hacemos barbaridades.

Queremos más historias!!!